Desde la plataforma «No nos vamos, nos echan» se convocaba el pasado domingo numerosas movilizaciones por todo el mundo, desde Nueva York hasta Buenos Aires, pasando por Cork. Fué en esta última ciudad Irlandesa donde paravivirenirlanda participó modestamente con el movimiento.
Y es que son muchos los jóvenes (y otros no tan jóvenes) españoles que hemos visto en la inmigración la única vía de escape para poder desarrollarnos tanto personal como profesionalmente, para tener algún tipo de posibilidad. El pasado se repite y las nuevas generaciones parece que llevan en los genes eso de irse a buscar la vida a lugares desconocidos para luchar por un futuro mejor.
Atendiendo a este motivo el pasado 7 de abril, jóvenes españoles inmigrantes de todo el mundo se manifestaron para luchar por un futuro mejor, no sólo para los exiliados (como se hacen llamar) sino también para los que permanecen en España en situación de desempleo o en situaciones tan precarias que ni siquiera pueden aspirar a independizarse (dentro de su país, por supuesto).
Nosotros estuvimos en Cork con ellos uniéndonos a los gritos de “No nos hemos ido, nos han echado”. El recorrido comenzaba a las 16h desde St. Patrick’s Street hasta que llegamos a la puerta del Viceconsulado Español (en la foto), caminando por las principales calles de la ciudad a pesar de que la lluvia no nos dió tregua.
Estos jóvenes se convirtieron en ejemplo de fuerza y entereza en pro de unos derechos que se suponía debían estar asumidos por la sociedad, y que en lugar de establecerlos en otras comunidades en las que no existen, algunos piensan que es mejor terminar con ellos, para su propio beneficio.
Tenéis más información sobre ellas en las web: juventud sin futuro y tenemos derecho a trabajar.
Si es triste separarte de tu familia y amigos, más triste es verse obligado a hacerlo, alejarte de ellos no porque quieras vivir una aventura o una experiencia nueva, sino porque no te queda otra salida en la vida que empaquetar tus cosas en una maleta e irte en busca de nuevas esperanzas y posibilidades.
Esperanza Roales
