Si has tenido ocasión de conocer un poco el folclore de la Isla Esmeralda, te habrás encontrado leyendas de todo tipo. Las cruces de paja de Santa Brigida, los traviesos leprechaun y sus calderos repletos de oro, tréboles de la suerte, dragones de mar y otras tantas historias que pretenden servir de explicación a diferentes fenómenos naturales o creencias mitológicas. En este post te desvelamos algunos secretos de la isla que te ayudarán a apreciarla con más detalle.
“Los mitos y leyendas de Irlanda están fuertemente influenciados por la Naturaleza”
El misticismo y riqueza que desbordan las leyendas de Irlanda hunde sus raíces en los cultos de los primeros pobladores celtas. En su mayoría fueron normandos que llegaron del Norte de Europa y se establecieron en la Isla alrededor del 1600 a.C, mezclándose con los pobladores originarios y dedicándose sobre todo a la agricultura. Sus mitos y leyendas estaban fuertemente influenciados por la Naturaleza debido a que, en sus creencias y estilo de vida, tenían muy presentes a las fuerzas vivas que los rodeaban. Así, en el imaginario colectivo nacieron duendes, hadas y plantas que otorgaban fortuna, por citar algunos.
Las autoridades místicas y, comúnmente, también políticas, de las sociedades celtas eran los druidas. Éstos son comparables a los chamanes de las tribus nativas de África y América. Según las escasas fuentes disponibles, se sabe que eran hombres que gozaban de alto estatus entre los pobladores celtas debido a sus conocimientos sobre la naturaleza, lo que les otorgaba poderes de sanación y les dotaba de facultades comunicativas con seres sobrenaturales. De hecho, un instrumento que aparece estrechamente relacionado con prácticas druídicas de sanación es el arpa. Instrumento cuyo origen se sospecha incluso anterior a los propios egipcios y que forma parte de la simbología tradicional de Irlanda.
Alrededor del S.V apareció la figura de San Patricio, y con él dio comienzo la invasión cultural de Irlanda por parte del cristianismo. Entonces, las leyendas populares celtas comenzaron a desaparecer o, en el mejor de los casos, a transformarse. Por ejemplo, el trébol, que era considerada una planta mística por sus características tres hojas, ya que al número tres se le otorga un significado especial en la mitología celta, pasó a ejemplificar el dogma cristiano de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo).
Otro mito curioso es aquel que pretende explicar la ausencia de serpientes en Irlanda, ubicando a San Patricio como el expulsor de los reptiles por considerarlos molestos. El origen del mito es más sencillo: la serpiente ocupa un lugar destacado en la mitología cristiana, pues se utiliza en representación del demonio. Así pues, la supuesta expulsión de las serpientes de la isla sirvió de metáfora a los propósitos de la propaganda eclesial, entendiendo a la serpiente como un símil del paganismo.
“La invasión cultural del cristianismo transformó la cultura irlandesa”
La realidad tras el hecho de la ausencia de serpientes es otro: varios miles de años atrás, durante el último periodo glacial, los reptiles de la isla perecerían y, por su incapacidad de cruzar los embravecidos océanos que rodean Irlanda, no volvieron a colonizarla. Este fenómeno se da en multitud de islas alrededor del mundo. Groenlandia y Nueva Zelanda son un buen ejemplo de ello.
La belleza de los mitos irlandeses reside en la capacidad de integrar la fábula en los sucesos naturales más comunes, como por ejemplo, el vuelo de una mariposa, que, dependiendo de su color, trae suerte o desgracia a los allí presentes. Por fortuna, este legado no se ha perdido del todo, y quién se atreva a adentrarse un poco en los entornos rurales de la isla, siempre podrá encontrar alguna buena historia en la barra de un pub, pinta en mano y junto a un fuego de leña avivado, como la imaginación, por los pobladores locales.
Este post es obra original de Javier Maceira